Educación lo atribuye a que se trata de población itinerante que viaja allá donde hay más trabajo y el parón de la construcción se ha notado. En la provincia pacense hay 1.124 inmigrantes de 3 a 17 años matriculados, una cifra que hace dos cursos era casi el doble
15/10/2008 J. LÓPEZ-LAGO J. L. G. Hoy Digital No hay terreno ni ámbito de la vida donde la crisis no esté dejando huella. Si la previsión de llegada de inmigrantes siempre se hacía al alza, los datos de extranjeros escolarizados en la provincia de Badajoz para este curso revelan lo contrario. De 2.147 alumnos procedentes de otros países que había matriculados en la provincia cuando empezó el curso 2006/2007, este año la cifra se ha reducido casi a la mitad: 1.124 alumnos, de los que 759 estudian Infantil y Primaria (3 a 12 años) y 365, Secundaria (hasta 16 años), según el censo de la Consejería de Educación.
Esta misma fuente oficial refuerza la tesis en la capital pacense, donde el año pasado había 654 extranjeros escolarizados y este año la cifra se ha reducido a 311.Mari Paz Castro Robles, maestra y asesora técnica docente del departamento de atención a la diversidad de la Unidad de Programas Educativos de la Consejería, cree que «esta bajada se debe a que se trata de una población muy itinerante que se mueve allá donde encuentran trabajo». «La población -explica- es fluctuante y llega por oleadas. Si en septiembre ha habido menos trabajo en sectores como la construcción es porque no estamos en una época muy boyante, eso se deja sentir».Sin embargo, el imparable ascenso de cualquier estadística relacionada con la inmigración en los últimos años ha provocado un aumento de los recursos para facilitar su integración. En este sentido, para normalizar la vida de los pequeños estudiantes extranjeros se han creado perfiles profesionales específicos que algunos centros reclamaban desde hace dos o tres cursos, pues no sabían cómo hacer frente al desfase de conocimientos que traen la mayoría de los niños llegados de otro país.Más recursos docentesSi el curso pasado Badajoz contaba con ocho maestros de compensatoria este curso hay quince en la provincia (en Badajoz capital había dos y ahora hay tres). Además, en algunos casos se contrata a pedagogos que tratan únicamente con los inmigrantes y sus familias.Mari Ángeles Durán es una de ellas. Trabaja desde este curso en el colegio público Santo Tomás de Aquino, donde este año hay una treintena de inmigrantes de un total de 329 alumnos, y en el C. P. Manuel Pacheco, donde trata fundamentalmente con tres niños senegaleses. En realidad, sólo entran en su programa los inmigrantes que se considera que traen atraso escolar o se les nota falta de adaptación a su nueva situación.«No olvidemos -explica- que de repente se encuentran con una cultura totalmente diferente a la suya y con el hándicap de no conocer la lengua. Además del desconocimiento del español, otra característica es que traen retraso escolar porque su sistema no es como el nuestro. Pero también es necesario trabajar el apoyo socio-emocional porque estas familias proceden de una cultura completamente diferente a la nuestra. La escuela es el primer lugar donde llegan y rápidamente notan su diferencia. Y nosotros no queremos que esa ruptura con su cultura se viva de una manera tan traumática».Según su experiencia, otro aspecto que tienen que abordar es el absentismo «porque muchos tienen riesgo de abandono escolar». «Por eso también trabajamos con la familia y asistentes sociales», dice Mari Ángeles Durán, que comparte tarea con Natalia García Fernández, maestra de Compensatoria. Según cuenta esta otra profesional, el ritmo de las clases de los niños extranjeros es el normal para que no se sientan distintos, «sólo reciben apoyo en materias instrumentales básicas como Lengua o Matemáticas».Ambas docentes coinciden en que sería deseable que los padres colaboraran más, pues muchos no hacen ni caso a sus llamadas a tutorías, al menos en los centros anteriores donde han trabajado.También afirman que no todos los niños se comportan igual desde el punto de vista de su país de procedencia. Así, han observado que los chinos se relacionan menos con el resto. «Ir por su cuenta es parte de su idiosincrasia y no es una cuestión escolar porque a nivel social ocurre lo mismo. Son más reservados y ya los mayores se comportan así. Además, la mayoría de los chinos son familia. Uno se trae al primo y otro al hermano, así que al final en el colegio refuerzan esa relación», declara Mari Ángeles Durán. Sólo en el caso de esta nacionalidad ha observado que en algunos casos aventajan a los alumnos españoles en cuestiones lectivas. «En las matemáticas hemos percibido que son más rápidos, además de ser más constantes y educados». señala. Aunque también es una apreciación general, la dos maestras apuntan a los suramericanos como «más abiertos, correctos y alegres».Concienciar a los adultosEn cuanto a la relación con los otros niños de su clase todo es más llevadero. Preguntada por cómo lleva su hijo Joaquín la convivencia con niños extranjeros en el aula, Milagros Cantero decía esta semana: «Lo lleva bien porque venimos de Cataluña y allí había muchísimos más. Él no diferencia que sea de un país o de otro. Es un niño más y ya está». Con esta observación. Mari Ángeles Durán y Natalia García están de acuerdo: «Los niños lo llevan con naturalidad, la concienciación sobre esta nueva realidad social es necesaria sólo en los adultos».
Esta misma fuente oficial refuerza la tesis en la capital pacense, donde el año pasado había 654 extranjeros escolarizados y este año la cifra se ha reducido a 311.Mari Paz Castro Robles, maestra y asesora técnica docente del departamento de atención a la diversidad de la Unidad de Programas Educativos de la Consejería, cree que «esta bajada se debe a que se trata de una población muy itinerante que se mueve allá donde encuentran trabajo». «La población -explica- es fluctuante y llega por oleadas. Si en septiembre ha habido menos trabajo en sectores como la construcción es porque no estamos en una época muy boyante, eso se deja sentir».Sin embargo, el imparable ascenso de cualquier estadística relacionada con la inmigración en los últimos años ha provocado un aumento de los recursos para facilitar su integración. En este sentido, para normalizar la vida de los pequeños estudiantes extranjeros se han creado perfiles profesionales específicos que algunos centros reclamaban desde hace dos o tres cursos, pues no sabían cómo hacer frente al desfase de conocimientos que traen la mayoría de los niños llegados de otro país.Más recursos docentesSi el curso pasado Badajoz contaba con ocho maestros de compensatoria este curso hay quince en la provincia (en Badajoz capital había dos y ahora hay tres). Además, en algunos casos se contrata a pedagogos que tratan únicamente con los inmigrantes y sus familias.Mari Ángeles Durán es una de ellas. Trabaja desde este curso en el colegio público Santo Tomás de Aquino, donde este año hay una treintena de inmigrantes de un total de 329 alumnos, y en el C. P. Manuel Pacheco, donde trata fundamentalmente con tres niños senegaleses. En realidad, sólo entran en su programa los inmigrantes que se considera que traen atraso escolar o se les nota falta de adaptación a su nueva situación.«No olvidemos -explica- que de repente se encuentran con una cultura totalmente diferente a la suya y con el hándicap de no conocer la lengua. Además del desconocimiento del español, otra característica es que traen retraso escolar porque su sistema no es como el nuestro. Pero también es necesario trabajar el apoyo socio-emocional porque estas familias proceden de una cultura completamente diferente a la nuestra. La escuela es el primer lugar donde llegan y rápidamente notan su diferencia. Y nosotros no queremos que esa ruptura con su cultura se viva de una manera tan traumática».Según su experiencia, otro aspecto que tienen que abordar es el absentismo «porque muchos tienen riesgo de abandono escolar». «Por eso también trabajamos con la familia y asistentes sociales», dice Mari Ángeles Durán, que comparte tarea con Natalia García Fernández, maestra de Compensatoria. Según cuenta esta otra profesional, el ritmo de las clases de los niños extranjeros es el normal para que no se sientan distintos, «sólo reciben apoyo en materias instrumentales básicas como Lengua o Matemáticas».Ambas docentes coinciden en que sería deseable que los padres colaboraran más, pues muchos no hacen ni caso a sus llamadas a tutorías, al menos en los centros anteriores donde han trabajado.También afirman que no todos los niños se comportan igual desde el punto de vista de su país de procedencia. Así, han observado que los chinos se relacionan menos con el resto. «Ir por su cuenta es parte de su idiosincrasia y no es una cuestión escolar porque a nivel social ocurre lo mismo. Son más reservados y ya los mayores se comportan así. Además, la mayoría de los chinos son familia. Uno se trae al primo y otro al hermano, así que al final en el colegio refuerzan esa relación», declara Mari Ángeles Durán. Sólo en el caso de esta nacionalidad ha observado que en algunos casos aventajan a los alumnos españoles en cuestiones lectivas. «En las matemáticas hemos percibido que son más rápidos, además de ser más constantes y educados». señala. Aunque también es una apreciación general, la dos maestras apuntan a los suramericanos como «más abiertos, correctos y alegres».Concienciar a los adultosEn cuanto a la relación con los otros niños de su clase todo es más llevadero. Preguntada por cómo lleva su hijo Joaquín la convivencia con niños extranjeros en el aula, Milagros Cantero decía esta semana: «Lo lleva bien porque venimos de Cataluña y allí había muchísimos más. Él no diferencia que sea de un país o de otro. Es un niño más y ya está». Con esta observación. Mari Ángeles Durán y Natalia García están de acuerdo: «Los niños lo llevan con naturalidad, la concienciación sobre esta nueva realidad social es necesaria sólo en los adultos».
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